Dios mío, te pido el valor de empezar alegremente cada nuevo día; de volver a hacer como si fuesen nuevos esos quehaceres domésticos siempre iguales de ordenar, cocinar, lavar, limpiar, atender los distintos menesteres de todo hogar.
Haz que yo pueda ser la alegría de mi casa, con un corazón grande y nunca cansado, aunque a veces tenga ganas de llorar; que todos esos trabajos comunes hechos con amor sean una oración que llegue hasta Ti.
Ayúdame Señor, a hacer mis tareas lo mejor posible, a prodigar con amor mis cuidados; ayúdame a tener siempre en mis labios la palabra buena que transmita paz, alegría y esperanza a quienes viven a mi lado y que con las alegrías y preocupaciones de los demás, llene mi vida y olvide mis propias aflicciones, consciente de que mis acciones del día son mi mejor oración ofrecida a Ti, Señor, con humildad y fe profunda
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